Hola bloggeros!! Bueno, que ahora parece que le he vuelto a coger el gusto a esto de escribir.
Pues que deciros...que el otro día primero E volvió a irse de excursión. Esta vez, la visita fue al museo del Prado.
Habíamos quedado todos en la puerta de Velázquez a las nueve y cuarto de la mañana y la ocasión requería puntualidad. Así que, cuando llegué estábamos casi todos allí.
Una guía nos recibió en el guardarropa para que dejáramos nuestras mochilas. Y entonces comenzó la visita.
Durante todo el trayecto, llevábamos un auricular extrañísimo puesto para oírla mejor. ¡Me sentía como los Japoneses tan avanzados ellos en la tecnología y siempre a la última!
Nos enseñó cuadros de Tiziano, Rubens, Velázquez y Goya. Nos enseñó todos los mitos que reflejaban las pinturas, intentando motivarnos y captar nuestra atención sin mucho éxito.
Conforme avanzábamos y cambiábamos de pintor, los cuadros me iban gustando menos y también las historias reflejados en ellos se repetían.
No me gustó que nos enseñaran ''Las hilanderas'' que creo que es un cuadro que todo el mundo conoce al igual que ''El triunfo de Baco''; hubiese preferido otras pinturas más originales y menos vistas.
Desde mi punto de vista, acabar con las Pinturas Negras de Goya hizo que la gente acabara de desconectar...no dejemos lo más tenebroso para el final que la gente se nos aburre...
Y nada poco más, nos hicimos fotos todos juntos, volvimos a clase para hacer un bonito ¡PARCIALILLO SORPRESA DE MATES!...pero bueno, el día no podía ser perfecto :)
lunes, 9 de mayo de 2011
jueves, 5 de mayo de 2011
Planetarium
Hola Bloggeros! Hacía mucho que no me pasaba por aquí y esto se ha quedado un poco muerto. Así que, para poder expresar lo que viví un día como hoy hace un mes (el 5 de Abril) voy a tirar de recuerdos.
Era una mañana soleada, el ambiente se notaba distinto en las clases de ciencias. Las mochilas pesaban menos que de costumbre, pues sólo íbamos a dar dos horas de clase, e incluso, algunos más atrevidos, como yo, la habíamos dejado en casa. La mañana prometía ser divertida y enriquecedora y la verdad es que, por lo menos a mí, cumplió con las expectativas.
Al llegar, nos dividimos en dos grupos y empezamos a recorrer una sala de exposiciones. No era una exposición de ver, oír y callar, sino que era como a mi me gusta: una exposición interactiva.
Una gran parte de la clase jugaba con el experimento del agujero negro mientras otros reían al comprobar su peso en diferentes planetas.
Más tarde, nos llevaron a un pabellón exterior que alojaba una exposición sobre el planeta Rojo. Marte llenaba cada rincón de la sala, con fotos, vídeos y maquetas. Recuerdo que en un plano muchos de nosotros elegimos una zona que sería nuestra cuando llegáramos en una nave espacial. Esa sala no me gustó demasiado, pero Pilar, con sus fotos nos hizo más amena la estancia.
Para terminar la visita, un broche especial e impresionante que me hizo evocar las noches de verano en el pueblo contemplando las estrellas.
El firmamento estrellado nos rodeó, pasando las constelaciones y estrellas por encima de nuestras cabezas, viendo anochecer y posteriormente amanecer.
Un conjunto de recuerdos, que cuando vuelven a mi mente, me hacen sonreír y esperar con alegría la excursión de mañana, pues estoy convencida de que como mínimo será igual de especial
Era una mañana soleada, el ambiente se notaba distinto en las clases de ciencias. Las mochilas pesaban menos que de costumbre, pues sólo íbamos a dar dos horas de clase, e incluso, algunos más atrevidos, como yo, la habíamos dejado en casa. La mañana prometía ser divertida y enriquecedora y la verdad es que, por lo menos a mí, cumplió con las expectativas.
Al llegar, nos dividimos en dos grupos y empezamos a recorrer una sala de exposiciones. No era una exposición de ver, oír y callar, sino que era como a mi me gusta: una exposición interactiva.
Una gran parte de la clase jugaba con el experimento del agujero negro mientras otros reían al comprobar su peso en diferentes planetas.
Más tarde, nos llevaron a un pabellón exterior que alojaba una exposición sobre el planeta Rojo. Marte llenaba cada rincón de la sala, con fotos, vídeos y maquetas. Recuerdo que en un plano muchos de nosotros elegimos una zona que sería nuestra cuando llegáramos en una nave espacial. Esa sala no me gustó demasiado, pero Pilar, con sus fotos nos hizo más amena la estancia.
Para terminar la visita, un broche especial e impresionante que me hizo evocar las noches de verano en el pueblo contemplando las estrellas.
El firmamento estrellado nos rodeó, pasando las constelaciones y estrellas por encima de nuestras cabezas, viendo anochecer y posteriormente amanecer.
Un conjunto de recuerdos, que cuando vuelven a mi mente, me hacen sonreír y esperar con alegría la excursión de mañana, pues estoy convencida de que como mínimo será igual de especial
Suscribirse a:
Entradas (Atom)